
Salud: acceso, atención y equidad
Chile enfrenta hoy una de las transformaciones sociales más relevantes de su historia reciente: una ciudadanía más consciente de sus derechos exige un sistema de salud que no solo cure, sino que acompañe, resuelva y dignifique. La salud dejó de ser solo una prestación: es hoy una herramienta de justicia social, cohesión territorial y progreso. Frente a este escenario, nuestro compromiso es claro: construir un nuevo pacto sanitario que ponga a las personas en el centro, fortalezca las capacidades locales y haga del Estado un garante eficaz, cercano y moderno.
1. MODELO NACIONAL DE “RUTA DEL PACIENTE”
La implementación de la metodología de “Ruta del Paciente” implica un enfoque centrado en la continuidad del cuidado, permitiendo identificar todos los puntos de contacto entre el usuario y el sistema de salud, desde la demanda inicial hasta la resolución del problema de salud. En Chile, esta metodología ha comenzado a desarrollarse en algunas comunas, con resultados prometedores en términos de gestión de tiempos, pertinencia clínica y satisfacción usuaria. Establecerla como política nacional permitiría estandarizar procesos y mejorar la experiencia del paciente en todo el país.
La experiencia internacional y la evidencia académica coinciden en que los sistemas de salud más eficientes son aquellos que logran organizar la atención en torno al paciente, y no a la oferta institucional. Esto implica rediseñar procesos, identificar nudos críticos y eliminar duplicidades en la atención. En Chile, se ha detectado que muchos pacientes circulan por el sistema sin una orientación clara, lo que genera sobreuso de urgencias, inasistencias a controles, pérdida de oportunidad terapéutica y frustración generalizada.
Desde una perspectiva técnica, la Ruta del Paciente permite:
1) Implementar indicadores de seguimiento que mejoran la trazabilidad clínica, el control de enfermedades crónicas y la gestión de casos de alta complejidad.
2) Integrar en plataformas digitales una ficha clínica electrónica interoperable, facilitando el traspaso de información entre niveles de atención, reduciendo la fragmentación y fortaleciendo la coordinación clínica.
3) Potenciar la participación activa del usuario en su proceso de salud-enfermedad, empoderándolo con información y acompañamiento continuo. Esto es especialmente relevante para pacientes con patologías crónicas como diabetes o hipertensión, que requieren seguimiento periódico.
Con una Ruta del Paciente clara, predecible y coordinada, el sistema gana en eficiencia, los equipos clínicos trabajan con mayor foco y el paciente percibe dignidad y calidad en la atención.
Para su ejecución desde el nivel central se formará a las comunas en la elaboración de la ruta del paciente de sus comunas, mediante capacitación directa en mejorar la experiencia de las personas con el sistema de salud.
2. TRANSFERENCIAS DIRECTAS Y OPORTUNAS DESDE EL MINISTERIO DE SALUD
En Chile, la atención primaria se financia principalmente a través del per cápita de FONASA, que asigna recursos en función de la población inscrita. Sin embargo, muchas comunas dependen también de convenios con los Servicios de Salud para financiar programas, prestaciones y recursos humanos, los cuales suelen llegar con retraso o incertidumbre. Esta situación perjudica la capacidad de planificación de las comunas, afectando la continuidad de los servicios y desincentivando la innovación local. Se deberá fortalecer el per cápita de salud y cruzar esa información con el Censo o con la real cantidad de atenciones.
La propuesta de que las transferencias se realicen directamente desde el nivel central a las comunas mediante decreto una vez al año —Subsecretaría de Redes Asistenciales— busca dar certeza presupuestaria, mejorar la equidad territorial y fortalecer la descentralización sanitaria. Actualmente, la inequidad en salud se refleja también en la capacidad financiera de los municipios: mientras algunas comunas pueden invertir recursos propios, otras —generalmente más vulnerables— dependen exclusivamente de transferencias externas que muchas veces llegan tarde o incompletas.
Desde una perspectiva técnica, la planificación en salud requiere ciclos presupuestarios predecibles. La literatura en gestión pública muestra que la incertidumbre financiera deteriora la calidad de la ejecución y provoca altos costos administrativos. En el caso chileno, los retrasos en las transferencias provocan contratación de personal por períodos breves, suspensión de programas e incluso desabastecimiento de insumos.
Esta política permitiría profesionalizar la gestión local, empoderando a las comunas con un marco financiero claro y oportuno. Esto se alinea con los principios de gobernanza descentralizada que Chile ha adoptado progresivamente, y responde a una demanda transversal de alcaldes y equipos de salud municipal.
3. VISITAS DE ESPECIALISTAS A CENTROS DE ATENCIÓN PRIMARIA
En Chile, los hospitales concentran gran parte de la atención especializada, provocando altos niveles de congestión, largas listas de espera y sobredemanda en los servicios de urgencia. Una solución de alto impacto es el despliegue territorial de especialistas a los centros de atención primaria, para que atiendan directamente a pacientes y acompañen clínicamente a los equipos locales. Este modelo ha sido probado con éxito en algunas comunas, donde las visitas permiten derivaciones más pertinentes y resolución in situ.
La presencia periódica de especialistas en el primer nivel permite capacitar a médicos generales, optimizar diagnósticos y reducir la presión hospitalaria. Además, se mejora la continuidad del cuidado, ya que se evita el quiebre en la atención que muchas veces ocurre entre niveles. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda este tipo de modelos como parte de los sistemas de salud integrados y centrados en las personas.
Desde el punto de vista económico, esta estrategia es costo-efectiva: evita traslados innecesarios, reduce el uso de camas hospitalarias y permite intervenciones precoces que previenen complicaciones. En comunas alejadas de hospitales de alta complejidad, contar con especialistas itinerantes es también un acto de justicia sanitaria y equidad territorial.
Para implementar esta medida a nivel nacional se instruirá a los Hospitales a acordar las visitas de sus especialistas a las comunas mediante un plan integral de atención, para lo cual se requiere una planificación basada en necesidades locales, integración con las redes asistenciales y mecanismos de financiamiento específicos. Además, debe considerarse el componente formativo de estas visitas, que permite el desarrollo de capacidades clínicas en el territorio.
4. CREACIÓN DE UN FONDO AGL PARA TELEMEDICINA ESPECIALIZADA
La telemedicina se ha transformado en una herramienta estratégica para ampliar la cobertura de atención en especialidades, especialmente en territorios donde el acceso geográfico o la escasez de especialistas limita la capacidad resolutiva del sistema. En Chile, la pandemia por COVID-19 aceleró su implementación, demostrando que es posible realizar atenciones diagnósticas, controles de salud mental, apoyo clínico y seguimiento de enfermedades crónicas a distancia, manteniendo altos estándares de calidad.
Proponemos la creación de un Fondo de Apoyo a la Gestión Local (AGL) destinado a financiar atenciones de telemedicina desde centros de atención primaria hacia especialistas en hospitales, universidades u otras plataformas clínicas. Esta medida permitiría aumentar exponencialmente la resolución del primer nivel, especialmente en patologías como dermatología, psiquiatría, neurología, endocrinología y medicina interna, donde el componente clínico y la historia del paciente son suficientes para una primera aproximación diagnóstica.
Además de reducir listas de espera, este sistema permitiría mejorar la pertinencia de las derivaciones, ya que los casos podrían ser revisados y validados previamente por un especialista antes de ser ingresados al sistema hospitalario. Esto solucionaría uno de los grandes nudos de la red: el elevado número de derivaciones que terminan siendo “no pertinentes”, generando frustración para usuarios y pérdida de tiempo clínico.
Desde el punto de vista económico, la telemedicina permite reducir costos operacionales asociados a transporte, derivaciones fallidas, traslados familiares y uso innecesario de camas. Este fondo, administrado de manera eficiente por el Ministerio de Salud, podría constituirse en una herramienta clave de modernización del sistema, democratización del acceso y equidad territorial.
5. 50 NUEVOS CESFAM PARA CHILE
Chile presenta una importante brecha en infraestructura de atención primaria, tanto en número como en condiciones físicas de sus establecimientos. Muchas comunas aún operan con CESFAM saturados, centros provisorios o postas rurales sin equipamiento básico. La falta de infraestructura afecta la calidad de atención, la dignidad de los usuarios y la salud laboral de los equipos.
Por ello, proponemos la construcción de 50 nuevos CESFAM, distribuidos estratégicamente en comunas con mayor déficit y demanda insatisfecha. Estos establecimientos deberán cumplir con criterios de eficiencia energética, accesibilidad universal, diseño centrado en las personas y equipamiento digital que permita conexión con la red hospitalaria y soporte para telemedicina. También deberán incluir espacios adecuados para salud mental, rehabilitación, atención domiciliaria y atención infantil.
La evidencia muestra que la inversión en atención primaria tiene uno de los mejores retornos sanitarios y económicos. Un CESFAM bien equipado puede resolver un alto porcentaje de las necesidades sanitarias de una comunidad, disminuyendo la presión sobre hospitales y evitando complicaciones. Además, permite un trabajo comunitario activo, detección precoz de enfermedades y promoción de estilos de vida saludables.
Financiar esta política requiere planificación plurianual, alianzas con gobiernos regionales y simplificación normativa en permisos de construcción. La inversión en infraestructura en salud no solo es una obligación técnica, sino también una señal de compromiso político con la equidad social y territorial.
6. EFICIENCIA HOSPITALARIA
Chile cuenta con una red hospitalaria amplia pero sobre exigida, con alta rotación de pacientes, tiempos de espera prolongados y una gestión fragmentada entre unidades clínicas. La eficiencia hospitalaria es un desafío urgente que requiere un enfoque integral, donde se optimicen recursos físicos, humanos, digitales y logísticos.
La propuesta considera implementar modelos de gestión clínica basada en resultados, con métricas de productividad, tiempos de atención, rotación de camas, gestión del gasto y resultados sanitarios, entre otros. También se plantea avanzar hacia la interoperabilidad digital, permitiendo que la información del paciente fluya entre niveles de atención, y que se use inteligencia de datos para mejorar la toma de decisiones clínicas y administrativas.
Asimismo, se deben fortalecer los equipos de salud, tanto en número como en capacitación, para responder adecuadamente a una demanda que envejece, se complejiza y requiere un enfoque más resolutivo y humanizado. Esto incluye fortalecer los servicios de urgencia, ampliar la red de cuidados paliativos, cirugía mayor ambulatoria y rehabilitación postoperatoria.
7. ELIMINACIÓN DE LA PERMISOLOGÍA BUROCRÁTICA EN SALUD
Uno de los principales cuellos de botella para el desarrollo sanitario en Chile es la burocracia excesiva en procesos de autorización y revisión de proyectos. Las SEREMI de Salud, encargadas de revisar obras, equipos, programas y modelos de atención, suelen operar con tiempos extensos, criterios dispares y escaso personal técnico, generando retrasos importantes en la ejecución de proyectos comunales, regionales y privados.
La propuesta consiste en reformular el rol de las SEREMI para que sean agencias técnicas especializadas, con plazos normados, plataformas digitales y supervisión de desempeño. Esto incluye crear circuitos diferenciados para proyectos de alta urgencia, establecer ventanillas únicas para autorizaciones y dotarlas de personal capacitado y en número suficiente para resolver con celeridad.
Un proyecto de CESFAM, farmacia comunal, centro de imágenes o laboratorio clínico no puede tardar años en ser aprobado. En muchos casos, las trabas regulatorias han desincentivado inversiones, perjudicado comunas vulnerables y ha generado frustración ciudadana. El Estado no puede ser una piedra de tope para mejorar la salud de su población.
La modernización del proceso regulatorio sanitario es esencial para dinamizar la inversión pública y privada en salud. Esto no significa rebajar estándares, sino aplicar criterios técnicos, plazos razonables y foco en resultados sanitarios. Una SEREMI ágil, transparente y eficiente es parte de un Estado moderno y al servicio de las personas.
8. LISTAS DE ESPERA: TELEMEDICINA Y PERTINENCIA
Chile enfrenta un grave problema estructural en relación con las listas de espera en atención de especialidades, las que superan los 2,7 millones de personas a nivel nacional. Esto genera frustración ciudadana, diagnósticos tardíos, aumento de complicaciones y sobrecarga del sistema hospitalario. Una estrategia integral para enfrentar este problema debe considerar tecnología, pertinencia clínica y reorganización del sistema.
La telemedicina permite resolver una parte significativa de estas listas, especialmente en patologías donde la entrevista clínica y el análisis de exámenes pueden realizarse a distancia. Diversos estudios realizados en Chile (como los desarrollados por el MINSAL y centros universitarios) han demostrado que más del 30% de las consultas en especialidades podrían resolverse de manera telemática, siempre que exista una plataforma segura, estandarizada y con recursos humanos capacitados.
Además, la evidencia muestra que un alto porcentaje de las derivaciones a especialistas son inadecuadas, por falta de criterios técnicos o derivaciones preventivas sin diagnóstico definido. Por eso, fortalecer la capacidad resolutiva de la atención primaria es clave: si los CESFAM cuentan con orientación de especialistas, guías clínicas claras, acceso a pruebas diagnósticas y mecanismos de revisión como las interconsultas electrónicas, se puede mejorar significativamente la pertinencia de las derivaciones.
9. NUEVA GOBERNABILIDAD EN SALUD
Actualmente, el sistema público de salud chileno está organizado en 29 Servicios de Salud, con estructuras administrativas que muchas veces duplican funciones, generan lentitud en la toma de decisiones y consumen una parte importante del presupuesto en capas intermedias. Esta fragmentación impide una gestión ágil y coherente de las redes asistenciales y reduce el margen de maniobra de los hospitales y comunas.
Proponemos reducir a 15 los Servicios de Salud, lo que permitiría una reorganización funcional y territorial más eficiente, alineada con las macrozonas sanitarias y las nuevas regiones. Esta medida debe ir acompañada de una descentralización efectiva: los recursos financieros, técnicos y humanos que hoy se concentran en las direcciones de servicio deben ser transferidos a los hospitales base y a los centros de atención primaria, donde ocurren las decisiones clínicas.
10. ESTRATEGIA NACIONAL DE TELEMEDICINA: CERRAR LA BRECHA CON TECNOLOGÍA DE CALIDAD
La telemedicina representa una de las transformaciones más significativas del sistema de salud moderno. Su correcta implementación no solo permite enfrentar las limitaciones geográficas, sino que acerca especialistas a comunidades remotas, reduce tiempos de espera y optimiza los recursos del sistema sanitario. En Chile, el desarrollo de la telemedicina ha sido desigual, con experiencias exitosas como el Hospital Digital o los pilotos en atención de salud mental, pero sin una política nacional robusta, sostenida y estandarizada.
Una buena práctica en telemedicina implica más que una videollamada: requiere protocolos clínicos específicos, plataformas seguras, calidad de conectividad, consentimiento informado, registros digitales, trazabilidad y seguimiento. Desde el MINSAL ya han establecido lineamientos, pero aún falta fortalecer la infraestructura tecnológica en la atención primaria y capacitar masivamente a los equipos de salud en esta modalidad.
La evidencia internacional respalda ampliamente el impacto positivo de la telemedicina en la reducción de inequidades. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS han señalado que los países que logran integrar efectivamente esta modalidad ven mejoras sustanciales en continuidad del cuidado, seguimiento de enfermedades crónicas, apoyo en salud mental y resolución diagnóstica temprana. En Chile, comunas con escasa oferta de especialidades podrían beneficiarse directamente si se garantiza una red de segunda opinión y asistencia técnica telemática permanente.
El programa de gobierno propone establecer una Estrategia Nacional de Telemedicina, con financiamiento basal, interoperabilidad con la ficha clínica electrónica y objetivos sanitarios concretos en cobertura, pertinencia y resolución. Se implementará un Observatorio de Buenas Prácticas en Telemedicina, que permita monitorear resultados clínicos y asegurar que esta herramienta sea sinónimo de acceso de calidad y no de precariedad asistencial.
11. SUBSECRETARÍA DE REDES ASISTENCIALES 2.0: UNA NUEVA CONDUCCIÓN DEL SISTEMA
La Subsecretaría de Redes Asistenciales (SSRA) es el órgano rector del sistema asistencial chileno, encargada de coordinar la red pública, supervisar a los Servicios de Salud y garantizar la continuidad del cuidado. Sin embargo, en los últimos años, su rol ha sido crecientemente reactivo, centrado en contingencias, sin una estrategia estructural de transformación de los hospitales ni liderazgo en la gestión de listas de espera. Es hora de modernizar esta institucionalidad y convertirla en un motor de eficiencia clínica, digital y operativa.
Proponemos una Subsecretaría de Redes Asistenciales 2.0, orientada a resultados, con herramientas de inteligencia sanitaria, capacidad de fiscalización clínica y una unidad permanente para la reducción de listas de espera. Esta nueva SSRA debe incorporar sistemas de gestión en tiempo real, seguimiento de productividad hospitalaria, indicadores de eficiencia y control del gasto, utilizando tecnologías como BI (Business Intelligence) y tableros clínico-financieros interoperables.
Además, debe tener una capacidad técnica para liderar cambios en los modelos de atención hospitalaria: promover cirugías ambulatorias, implementar agendas abiertas, optimizar pabellones quirúrgicos, reducir hospitalizaciones evitables y fortalecer la atención domiciliaria. Todo esto exige un rediseño organizacional, con perfiles técnicos, competencias en gestión del cambio y una cultura institucional basada en la innovación y la rendición de cuentas.
Desde el punto de vista legal, la SSRA debe contar con nuevas atribuciones normativas para intervenir hospitales con bajo desempeño, redistribuir recursos humanos según criterios clínico-epidemiológicos y garantizar el cumplimiento de metas de resolución de espera. Esta transformación es clave para lograr un sistema público que funcione, no solo que subsista. Sin una conducción estratégica de las redes asistenciales, la descentralización será ineficaz.
POR UNA SALUD PÚBLICA QUE ESTÉ A LA ALTURA DE CHILE
El presente programa sintetiza una reforma integral, basada en diagnósticos reales, evidencia científica y experiencias concretas. Proponemos reorganizar el sistema en torno a las personas mediante la Ruta del Paciente, generar condiciones equitativas con financiamiento directo y oportuno, y resolver las urgencias mediante telemedicina, visitas de especialistas, y la construcción de nuevos CESFAM modernos y dignos.
Con ello, avanzamos hacia una atención primaria potente, un hospital eficiente, y una red conectada e inteligente. Planteamos una nueva gobernanza con menos burocracia y más autonomía, y una institucionalidad modernizada: una SEREMI rápida, una Subsecretaría con liderazgo clínico, y una alerta sanitaria contra las listas de espera, que promueva la colaboración público-privada en la reducción de esta crisis.
No hay reforma real sin justicia, ni eficiencia sin humanidad. Chile invierte con fuerza en salud, pero aún no recibe resultados proporcionales. Este programa es la respuesta a esa brecha: un sistema resolutivo, profesional, y que responde con humanidad. Un sistema que esté a la altura del país que queremos construir.
El momento de actuar es ahora. Lo hacemos con rigor técnico, compromiso político y, sobre todo, con la convicción de que un sistema público de salud puede y debe ser motivo de orgullo nacional. Porque una salud cercana, moderna y eficiente no es solo posible: es urgente y necesaria.

